SEMANA 9
"Crucifixión, salvación y cruz"

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Una y otra vez volvemos a la Palabra Rectora para este año, que es renovarnos y transformarnos en nuestra mente. Las renovaciones de construcciones hechas hace poco tiempo, es decir, nuevas, son más sencillas. El problema es la renovación y transformación de edificaciones antiguas.
 
Por eso, aprender para los niños es sencillo, pero reaprender para los más grandes, es más complicado. Requiere quebrar formas viejas y permitir que se armen nuevas formas, formas renovadas.

La renovación y la transformación es salud. Si pensamos en la salud mental, la renovación de la forma de pensar, es algo muy saludable, que previene el desgaste neurológico y las demencias. La renovación celular es salud para nuestros organismos y así sucesivamente. 

Hoy comenzamos a transitar dos semanas donde vamos a renovar lo primero de lo primero, que es entender cabalmente a qué se refiere Dios cuando nos alcanza la salvación. ¿Estamos disfrutando realmente nuestra salvación en toda su plenitud? ¿Qué es la salvación? ¿Estamos caminando en la salvación que tenemos?

Si volvemos a los pasajes leídos en semanas anteriores, leemos por ejemplo, que ya no vivimos nosotros, sino que Cristo vive en nosotros, y de esa forma nos libramos de la muerte y la condenación que había por el pecado, y pasamos a tener una vida eterna y una vida abundante.

Pero ahora tenemos que poner una lupa sobre ese proceso de vida, para entender mejor.

Romanos 6:4-6

" 4 Pues hemos muerto y fuimos sepultados con Cristo mediante el bautismo; y tal como Cristo fue levantado de los muertos por el poder glorioso del Padre, ahora nosotros también podemos vivir una vida nueva. 5 Dado que fuimos unidos a él en su muerte, también seremos resucitados como él. 6 Sabemos que nuestro antiguo ser pecaminoso fue crucificado con Cristo para que el pecado perdiera su poder en nuestra vida. Ya no somos esclavos del pecado"
(Nueva Traducción Viviente - NTV) 

Allí dice que somos sepultados con Cristo y resucitados juntamente con Él. Sabiendo que nuestro viejo hombre fue crucificado para que el cuerpo del pecado sea destruido.

¿Vieron últimamente las noticias? ¿Escucharon noticias malas? Hay maldad en el mundo ¿verdad?
Ese es el mundo que está esclavo del pecado. Todas las personas tienden a hacer lo malo. Tienden a mentir, a matar, a pelear. Piensen en las cosas que solo ustedes saben que hacen que están mal. Hacen mal, están mal y generan mal. 

Contrariamente a lo que algunas veces pensamos, el pecado esclaviza, es resistente, hace daño, rompe los diseños perfectos de Dios, es caprichoso y trae muerte. El pecado está en todo nuestro ADN, es nuestro código genético.


Aunque no queramos, tendemos a hacer lo malo, como se cae una pelota desde la cima de una montaña. No lo podemos frenar por nuestros propios medios.

Éramos un caso perdido, éramos un mundo perdido. Sin embargo surgen dos fundamentos que parecen iguales pero son dos situaciones totalmente distintas.

La crucifixión es un evento, un tiempo hace más de 2000 años. En esa crucifixión Jesucristo murió, venció la muerte y resucitó.

La cruz es una realidad espiritual. Es la revelación del cierre de un tiempo y una naturaleza de pecado, para pasar a otra de vida y resurrección. ¿Cómo se llama esa experiencia en donde un alma se encuentra con esa división y ese paso que experimentamos con la revelación de la cruz? Eso se llama Salvación.

Salvación es una persona, es Cristo en nosotros.
Salvación es experimentar la muerte de:

    - la esclavitud del pecado
    - la insistencia de los mandatos
    - el peso de la culpa
    - la carga del pasado
    - la condena de la repetición de los errores de mis padres.

Y poder renacer a una nueva vida. Por una razón, somos introducidos en Cristo, y Él en nosotros. Y allí se produce un cambio de ADN, se cambia el código y comenzamos a vivir una historia diferente. Tenemos una nueva naturaleza, somos hechos nuevos, nacidos en Cristo Jesús para buenas obras.

La cruz es el tratamiento y la cura de todo aquello que es imposible para nuestras fuerzas, para nuestra alma y para nuestra voluntad.

La cruz es algo que yo llevo cada día, es algo que tomo, sabiendo que el la tomó primero y la venció por todos nosotros.
 
El venció, por lo tanto todos venceremos, porque el venció primero.