Entonces, ¿cuándo comienza a manifestarse la Paternidad de Dios? Con la venida de Jesús, siendo Él mismo el que comienza a manifestar la naturaleza del Padre en toda su plenitud.
Juan 1:18 (NVI)
“A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer”
Jesús vino a revelar quién es el Padre celestial. Los discípulos anhelaban ver físicamente al Padre, pero Jesús a través de su obediencia al Padre, manifiesta en plenitud la paternidad de Dios. Nosotros cuando decidimos seguir a Jesús, también aceptamos la paternidad de Dios en nuestras vidas. Solo un padre puede amar y decir las cosas que Jesús dijo, solo el que tiene el corazón de padre tiene la capacidad de perdonar las cosas que le hicieron a Jesús, por eso él clama y dice: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”, y esto es porque el corazón del Padre se manifestaba en Él.
Juan 11:38 al 42
Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro. Era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra. —Quiten la piedra —ordenó Jesús. Marta, la hermana del difunto, objetó: —Señor, ya debe oler mal, pues lleva cuatro días allí. —¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús. Entonces quitaron la piedra. Jesús, alzando la vista, dijo: —Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Ya sabía yo que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente, para que crean que tú me enviaste.
Los fariseos y saduceos se indignaron y decían: ¿Cómo es posible que tuviese tanta confianza como para decirle Padre?. Incluso aún hoy hay personas que cuando hablamos con Dios y nos dirigimos a Él cómo nuestro Papá Celestial dicen: ¿Cómo es posible? En realidad no es por nuestro mérito, sino que es a través de Cristo en nosotros que tenemos acceso a Dios como nuestro Padre.
Tenemos libre acceso y la confianza para decirle a Dios: Papá aquí estoy en este día, tengo esta aflicción, no consigo esto, por favor necesito sentir que estás en control, y Dios comienza a hablarnos a través de Su Espíritu, y nos consuela, nos aviva, nos trae paz, nos da orden y una palabra en la cual caminar.
¿Qué nos pasa a los padres cuando vemos a un hijo en necesidad? ¿Qué padre no quiere lo mejor para su hijo?
Juan 11:13
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
El Padre entregó a su propio Hijo para ganar a millones de hijos a través de Jesús, el primero entre todos nosotros. Quién se humilló hasta lo sumo, del cual nosotros somos coherederos, teniendo los mismos derechos que tiene Jesucristo, y con el privilegio de recibir la herencia como hijos adoptados y escogidos.
Tengo noticias para vos, grandes noticias; ¡El Padre te escogió!
Quizás siempre pensaste que fuiste un acto fallido, un accidente, una mala idea, una casualidad. Sin embargo la verdad es que Dios te escogió, te formó en el vientre de tu mamá.
Juan 1:12 (LBLA)
Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre;
En este proceso de poder entender que somos hijos, debemos comprender que lo primero que ocurre es la crucifixión de Cristo. El Hijo de Dios, Jesucristo, es entregado por amor de un Padre, y a través de Él tenemos salvación.
Juan 16:25
“Estas cosas os he hablado en alegorías; la hora viene cuando ya no os hablaré por alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre.” Jesús va a hablar a sus discípulos directamente acerca del “Padre”
Actividad para la semana
El temor aparece como una señal cuando no terminamos de creer que Dios es nuestro Papá que nos ama y cuida. El perfecto amor de Dios echa fuera todo temor, solo el amor del Padre.
Anoten y conversen acerca de los temores que tienen, cuán fuertes son, cuán recurrentes son, cuán frecuentes son. Y oren en esta semana para que, más allá de toda evidencia emocional, y de cómo se sienten (por ejemplo: no amado, todos los demás lo son, pero Dios a mi no me ama) puedan comenzar a pararse en la verdad (por ejemplo: Dios me ama, y tiene cuidado de mi).
Oren unos por otros, pregúntense cómo van con los temores, minístrense unos a otros, y que maravillas sucederán en medio de este hogar