Colosenses 2:7
Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.
¡Demos gracias a Dios por este nuevo año que comienza!
Es una nueva oportunidad que se abre frente a nosotros, como un camino que tenemos que transitar juntos.
Ahora los invito a que pensemos en lo loco que se vería que salieras de vacaciones y te pongas a hacer alguna reforma por ejemplo en la cabaña que te hospedes. Seguramente no iríamos a perder el tiempo de nuestro descanso en el arreglo o decoración de una cabaña en la que estaremos solo algunos días.
Lamentablemente, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo centrados en un ámbito que el Señor ha apartado de su vista, que es un ámbito muerto. La mayor parte de nuestro tiempo lo dedicamos a trabajar, entretenernos, mirar videos o series, comprar, y todo lo que tiene que ver con este mundo. Sin embargo nosotros estamos solo de paso por este mundo, y lo más valioso e importante es nuestra eternidad.
Y quiero tomarme un momento aquí, para ser lo más claro posible. Claro que el mundo es un ámbito donde el Padre tiene interés, pero el único interés que tiene es que seamos luz y compartamos la verdad de su Hijo, para salvar al hombre del juicio en el que ya ha sido declarado culpable. Lo que nosotros llamamos Nuestra “vida” se convierte en una serie de actividades que son parte de nuestra rutina.
Me pregunto por qué (al menos en mi caso) apartamos nuestra mirada del Señor y abrazamos el ámbito natural una y otra vez. Somos personas que olvidamos muy rápido de dónde fuimos sacados e ignoramos dónde hemos sido introducidos.
Definitivamente esto es un asunto que tiene que ver con la condición del corazón. A pesar de que Israel presenció con sus propios ojos la obra del Señor desde Egipto hasta la tierra prometida, no fue suficiente para ellos. Y sus corazones se endurecieron, se escogieron a sí mismos y no fijaron su mirada en el Señor.
Sin dudas, cuando disponemos nuestro corazón todo toma sentido y orden, pero en el momento en que nos distraemos, no sólo le damos la espalda al Señor, sino que perdemos la experiencia de la comunión en el Hijo, y por ende, experimentamos muerte.
El Señor siempre ha dejado muy claro el ámbito en que se relaciona y en el que no, aún así queremos arraigarnos, agregándole valor a una naturaleza natural que ha sido juzgada. ES POR ESO LA IMPORTANCIA DE ARRAIGARNOS EN LO ETERNO
Él separó la luz de las tinieblas, la vida de la muerte.
Yo solía pensar que el Dios del Antiguo Testamento, repentinamente, se convertía en un Dios déspota debido a las matanzas que se hacían en Su nombre. Ahora me doy cuenta de que es un Dios fiel a Sí mismo, un Dios radical que no se relaciona con la naturaleza adámica por más que nosotros así lo queramos.
Nosotros, lamentablemente, olvidamos muy rápido de dónde fuimos sacados y a dónde hemos sido llevados. Sin embargo y a pesar de nuestra terquedad, el Señor siempre nos llama para que volvamos nuestros corazones hacia Él.
1 Samuel 7:3
“Habló Samuel a toda la casa de Israel, diciendo: Si de todo vuestro corazón os volvéis a Jehová...” Y más adelante en el mismo versículo dice “...y preparad vuestro corazón a Jehová”.
Nuestra tarea tan sólo consiste en disponer nuestros corazones, y sin embargo, en muchos de los casos nos escogemos a nosotros mismos. Vemos lo que está fuera de los límites de Dios y queremos eso.
De la misma manera que los israelitas (en I de Samuel) rechazaron que Dios reinará sobre ellos y solicitaron un rey para poder parecerse a las demás naciones.
1 Samuel 8:20
“y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras”
¿Cómo es posible que escogieran a un rey terrenal por encima del reino del Señor? A pesar de lo duro que suena, eso es precisamente lo que hacemos cuando:
PONEMOS LA MIRADA EN LAS COSAS TEMPORALES
1 Samuel 10:19
“Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros”
Queremos ser como las demás naciones y olvidamos el regalo de la vida.
Sin lugar a dudas cuando apartamos nuestra mirada, es como si estuviéramos hablando en dos idiomas completamente diferentes.
Llamamos vida a lo que Él llama muerte, y lo peor de todo es, que queremos absurdamente que Dios tome en cuenta lo que nosotros hemos atesorado aquí en la tierra. Queremos que Dios bendiga lo que nosotros amamos, y que use lo que consideramos que es bueno.
¡¡Si tan sólo nos diéramos cuenta que el Señor rechaza lo que nosotros consideramos aceptable!!
Ante todo lo anterior me pregunto: ¿cuál es entonces nuestra solución?
Y la respuesta todos la sabemos: Y es disponer nuestro corazón para que Él sea nuestra realidad, para que podamos aceptar lo que Él ha aceptado y rechazar lo que ha sido condenado y separado de la Gloria de Dios.
Filipenses 3:14
“Hemos sido llamados a proseguir a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”
Invirtamos en lo que es eterno, en la Vida.
Ahora respondan entre todos los que están presentes:
1- ¿Qué actividades consumen mucho tu tiempo? (redes?, videojuegos?, trabajo?, series o tv?)
2- ¿Qué situaciones te han desenfocado del propósito eterno de Dios?
3- ¿Cómo podemos hacer para reenfocarnos y arraigarnos en lo eterno? ¡Manos a la obra!